Doble vara de medir

Procés Català 2015Al hilo de los altibajos del ‘procés catalá’, euforias, desánimos, parones, acelerones y demás sobresaltos, Josep Ramoneda (Independencia y antinacionalismo) comentaba la doble vara de medir con que se interpretan los fundamentos del independentismo. Citaba: “Ramón Vargas Machuca (…) atribuía el “disparate” en que estamos metidos, a una conciencia nacional escindida y vergonzante que los españoles arrastramos desde el final de la experiencia colonial”.

“En un mismo párrafo, lo que Vargas Machuca echa de menos en España (una conciencia nacional unificada y orgullosa) le parece horroroso que pueda darse en Cataluña. Éste es el punto que me desconcierta siempre del discurso crítico con el soberanismo catalán: lo que se presenta como algo ominoso en Cataluña, es lo mismo que parece normal si se trata de España: la hegemonía ideológica del nacionalismo. De lo que se deduce que en algo tienen razón los independentistas: la cuestión está en el Estado. Lo que se considera inadmisible en el nacionalismo sin Estado, resulta perfectamente natural en el nacionalismo con Estado”.

Habla Ramoneda, siguiendo esta línea de pensamiento, de otras cuestiones que atraviesan y perturban en este enfrentamiento: hegemonía de las ideas, lucha por el poder, globalización, capacidad normativa… Es un debate que, como no podía ser menos, conlleva valoraciones éticas: lo correcto/lo incorrecto; lo natural/lo artificioso; lo bueno/lo malvado… Pero resulta que el meollo de todo reside en la disposición (o no) de Estado propio.

“Si el nacionalismo sin Estado es pernicioso y el nacionalismo con Estado es un marco natural de convivencia, ¿no será el Estado propio la mejor forma de acabar con el nacionalismo malo? La doble vara de medir de cierta crítica del nacionalismo, en el fondo, es un argumento a favor de la independencia.”

Así pues, seamos independientes. Con Estado propio, se acabaron los disparates del nacionalismo pernicioso.